jueves, octubre 16, 2008

Guía de Actividades



Escuela Preparatoria Regional de Ameca
Materia Química II.
Profesor: Mtro: Jesús Rafael Aguilar Vélez
Actividad de la semana del 16 al 23 de Octubre.
Grupo Tercero A T/V.
Tema: La tecnología.
Objetivos: Que el alumno conozca al leer, los conceptos y características principales de la tecnología y sus repercusiones en el aprendizaje mediado, con el apoyo de los Edublog.

Que realice un análisis y opinión respecto al contexto social tecnológico en el que vive.
Actividades a Desarrollar:
1- Hacer una lectura de comprensión y seguimiento de la guía de actividades y su contenido. (Este documento).

2- Hacer una lectura de comprensión de los siguientes artículos. La tecnología, privilegio de pocos, La brecha sigue creciendo y ¿Cómo nos han Impactado las Nuevas Tecnologías?
Que se encuentran en esta pagina.

3- Hacer una hoja de opinión personal sobre cada uno de los temas. (En el programa de Word de 35 renglones, Arial 12). Elaborar un cuestionario con 5 preguntas y sus respectivas respuestas, respecto a cada uno de los temas. Escribir 5 ventajas que ofrece la tecnología y 5 desventajas, junto a la opinión de la segunda lectura.

Nota: Es importante, que tus hojas de opinión, lleve tus datos personales, Nombre, grupo y correo. Además de incluir el cuestionario. Debes consultar las ligas o portales sobre el mismo tema. (Punto 8) para poder enriquecer tu opinión.

4- Copiar el resumen del artículo. (La hoja elaborada en Word).

5- Abrir el icono de Comentarios, para cada artículo y pegar la información elaborada previamente. (Para poder enviar su comentarios. Entre como anónimo, y presione el botón publicar).

6- Verificar que este integrada la opinión emitida. (En la ventana de comentarios).

7 - De no aparecer su comentario, repetir el paso 4 y 5.
8 – Entrar a cada uno de los siguientes enlaces:
Nota: Cualquier trabajo que sea idéntico a otro o tenga párrafos idénticos a la lectura, será descartado. Es decir será anulado "Brinca pollito".

Atte. Facilitador Rafael Aguilar Vélez.

La brecha sigue creciendo



Por Cuauhtémoc Valdiosera R.

HOY EN DIA todos los gobiernos que presumen de innovadores e incluso entidades supranacionales, como la Organización de Naciones Unidas (ONU) o el Banco Mundial, cuentan con ambiciosos proyectos, por lo menos sobre el papel, cuyo objetivo final sería conectar a Internet a toda los ciudadanos que caminan sobre el planeta y permitir que todos tengan acceso a los beneficios de la sociedad de la información.
Con ello se espera reducir las diferencias entre las clases sociales de los países y, en último término, la enorme distancia entre las naciones ricas y las pobres, lo que viene a llamarse la brecha digital.

Todo desarrollo tecnológico despierta en sus inicios una mezcla de temor y excitación. Esto ocurrió con la imprenta, el ferrocarril o el teléfono. Y lo mismo sucede ahora con Internet.

Aunque el factor digital es nuevo, la brecha existe desde hace mucho tiempo. Hay otras brechas en ciernes: la del acceso a las ventajas de la genética, la del acceso a la nanotecnología, la de los robots... la llegada del futuro siempre genera brechas. En el fondo de todo está la pobreza, pero no hay que perder de vista las distancias culturales: cada uno tiene derecho a vivir su vida.

El concepto de brecha digital es manipulado para promesas políticas y comerciales. Hay cosas más dramáticas que la brecha digital. Por ejemplo, las diferencias en el acceso a los alimentos, a la salud y a la educación. Pero en el fondo toda forma parte de un mismo cuadro.
No basta con enchufar una computadora en una choza para superar la brecha digital. También hay que superar los abismos del contenido y el entendimiento.

Finalmente, más importante que la computadora es la educación.
La brecha digital es más importante para quienes saben que existe que para quienes la ignoran. La brecha digital existe entre personas, entre sectores sociales y entre países.

Aun así, esta perspectiva crítica es necesaria, sobre todo en un momento en el que todos los gobiernos occidentales incluyen la tecnología en sus agendas políticas y hablan hasta cansarse de sus posibilidades como elemento reductor de las desigualdades sociales.

En ningún país del mundo, ni siquiera Estados Unidos, donde 64.4 por ciento de la población se conecta ya a la red -según el Departamento de Comercio estadounidense-, todos los ciudadanos tienen acceso a Internet. En el mundo virtual, como en el de carne y hueso, siempre hay un porcentaje de la población que no disfruta de las ventajas de la mayoría.

Esta desigualitaria implantación es más acuciante en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, donde sólo una ínfima parte de la población tiene acceso a las nuevas tecnologías.

Y las peculiaridades de la tecnología, que favorecen el desarrollo educativo, económico y social, hacen que esta distancia entre info-pobres e info-ricos se acreciente con el tiempo, como denunció recientemente un informe del Consejo Económico y Social (Ecosoc), un organismo de la ONU que ha estudiado el impacto del desarrollo tecnológico en la sociedad moderna.

Frente a esto, los gobiernos e instituciones supranacionales, que depositan una fe ilimitada en la acción regeneradora de las nuevas tecnologías, responden con ambiciosos planes que se traducen en débiles iniciativas.

En la última Cumbre del Milenio convocada por la ONU y celebrada en Nueva York, la pobreza fue uno de los cuatro temas principales tratados por los ponentes. El secretario general de la organización, Kofi Annan, anunció su intención de reducir a la mitad el número de pobres en los próximos 15 años y propuso medidas concretas para reducir la brecha tecnológica.

La pobreza, como todos los años, también tuvo un lugar destacado en la cumbre de Okinawa, en la que participaban los líderes de los ocho países con más peso del planeta. Allí se acordó acelerar el Programa de países pobres fuertemente endeudados, un proyecto impulsado por el Banco Mundial que tiene como objetivo reducir la deuda de los países más pobres y que avanza a paso de tortuga.

A pesar de lo loable de su actitud, las iniciativas parecen insuficientes para alegrar la existencia de 60 por ciento de la población mundial que vive con menos de un dólar al día y que no sabe lo que es llamar por teléfono.

Todo salto tecnológico en la historia ha enfrentado obstáculos geográficos, culturales y económicos que impiden que alcance todas las regiones del planeta de manera uniforme. Esto es exactamente lo que sucede en el inicio de la era digital. Se ha dividido el mundo entre quienes disfrutan, aprenden y se benefician de la tecnología digital, y aquellos que tienen acceso limitado o nulo a ella.

El creciente abismo entre estos dos grupos no solamente significa que las oportunidades serán desiguales, sino que será cada vez más difícil llegar a un entendimiento entre ellos.

Estas dos condiciones pueden llevar fácilmente a la falta de estabilidad, tanto dentro de las naciones como entre ellas. No olvidemos que en la sociedad global los problemas de un país o de un grupo de personas tienen un impacto en los demás, nos guste o no.

A pesar de esta brecha, de una manera o de otra la revolución digital y el desarrollo de la tecnología de la información y las comunicaciones están creando profundos cambios sociales en todo el mundo. Y México no es la excepción.

Conforme la gente encuentra formas más fáciles y económicas de comunicarse entre sí y un mayor flujo de información llega libremente a prácticamente cualquier punto de la tierra, la digitalización promueve mayor capacidad individual y libertad social. Por lo tanto, la digitalización aumenta la complejidad social y política, y exige cambios institucionales radicales.

La nueva red de información disponible choca con las estructuras gubernamentales jerárquicas, requiere el desarrollo de modelos organizativos más parejos y más flexibles. Una estructura de red ya está vigente en la economía global y hasta cierto punto entre naciones.

El gran desafío del siglo XXI es emplear estas tecnologías con inteligencia, para poder articular más rápidamente nuestra economía, así como nuestro sistema político y nuestra sociedad. Debemos establecer redes de cooperación democrática para compartir conocimiento y experiencias, y así enfrentar los problemas más importantes del mundo.

Está claro que en los países en desarrollo -como es el caso de México- la brecha digital genera problemas relacionados con la competitividad económica y un desequilibrio entre la fortaleza económica nacional y el desarrollo de las tecnologías de la información.

Además está contribuyendo a la desigualdad social, ya que los recursos limitados dificultan seguirle el paso a la evolución de la tecnología y distribuirla equitativamente dentro de la sociedad.

Aparentemente, se requieren nuevos conceptos e ideas para superar la brecha digital, tanto para los países desarrollados como para los en desarrollo. Es de vital importancia empezar a crear puentes que nos permitan transitar de un mundo de división digital a un mundo de compartición digital.

En México se esta trabajando en nuestra propia compartición digital, con una estrategia doble, primero ampliando la conectividad a escala nacional y, segundo, mejorando los servicios digitales en los sectores clave, como salud, educación, economía y gobierno, todo por medio del denominado programa E-México. La meta del programa este año es ampliar la conectividad de 300 ciudades o pequeñas comunidades a más de 2 mil 400 municipios en las pequeñas poblaciones. Se espera contar con 10 mil sitios en todo el país, incluso las zonas más remotas conectadas a la red.

Ha sido difícil asimilar la idea de que la conectividad por sí sola no cierra la brecha digital. La administración centralizada del presupuesto tiende a ser extremadamente ineficiente y terriblemente lenta para producir los efectos deseados, y la burocracia todavía socava de muchas formas una gran parte del esfuerzo de la red horizontal del desarrollo del sistema de gobierno.

No ha sido fácil comunicar la idea de que compartir los recursos tecnológicos en una forma generosa crea una oportunidad singular para abrir los nuevos mercados.

Es inevitable que la humanidad evolucione de un mundo de muros y barreras a uno de puentes y encuentros. Por tanto, debemos fomentar la construcción de sistemas e instituciones que puedan cerrar la brecha digital.

Tenemos la obligación política y moral de crear una compartición digital, una sociedad en donde haya una igualdad digital. Un mundo dividido impedirá la creación del valor y seguirá siendo fuente de inestabilidad; dividir significa excluir.

De manera quizás nunca antes vista, la tecnología de la información tiene el poder de profundizar o, por lo menos, de reducir significativamente la brecha digital.

Estados Unidos es líder en tecnología, pero también está consciente de que no puede solucionar los problemas de los demás sin resolver antes los que tienen lugar en el patio de la propia casa: la diferencia, estimada en función del porcentaje de población conectada, entre los hogares de las zonas rurales y los del resto del país se redujo de 4 puntos en 1998 a 2.6 en 2005. Y si el porcentaje de hogares afroamericanos conectados ha crecido en 20 meses de 11.2 por ciento a 23.5, el de hispanos lo ha hecho del 12.6 a 23.6 por ciento.

Sin embargo, el informe del Departamento de Educación estadunidense señala que esta mejoría no se extendía por igual a lo largo de todos los estratos sociales. Después de todo, la distancia entre los hogares afroamericanos conectados y el total del país había crecido 3 puntos durante el mismo periodo (de 15 a 18 por ciento) y la de los hispanos 4.3 puntos (de 13.6 a 17.9 por ciento).

Para Bill Gates hay cosas mucho más importantes que el acceso a la red y las computadoras, pues asegura que 99 por ciento de los beneficios de tener una computadora en casa se disfruta sólo cuando el usuario ha sido educado para utilizarla.

Las ideas de Gates, que pueden sonar extrañas en boca de quien domina un gigantesco emporio tecnológico, son sin embargo coherentes con la actividad de su fundación, la mayor de carácter privado del mundo, que cuenta con un capital de 17 mil millones de dólares para repartir en proyectos médicos y educativos.

El fundador de Microsoft, icono de la sociedad capitalista, tuvo la lucidez de criticar el concepto mismo de brecha digital, ya que según él la mayoría del planeta no dispone de un coche y aun así no se habla de brecha automovilística.

Sin embargo, la actuación del sector privado despierta la suspicacia de quienes creen que los únicos agentes sociales con autoridad moral para intervenir son las organizaciones gubernamentales y aquellas sin ánimo de lucro.

Para muchos, especialmente los que se manifestaron en las calles de Seattle o Praga, la generosidad de las corporaciones que participan en proyectos encaminados a la universalización del disfrute de las nuevas tecnologías es sólo un pretexto que esconde un velado interés económico o incluso publicitario. Después de todo, un pobre hoy también puede ser un cliente mañana.

Sin embargo, los beneficios de proyectos como el de Hewlett-Packard (World e-Inclusión), que planea gastar mil millones de dólares para impulsar el acceso de Internet en los países subdesarrollados, deben ser muy superiores a los riegos de que toda la población rural de la India, por poner un ejemplo, termine siendo cliente de la compañía estadounidense.

Pero el mensaje debe ser el mismo para unos y para otros: no basta con repartir computadoras a la puerta del colegio como si fueran caramelos y luego sentarse a ver a las niñas pasar. Las computadoras e Internet todavía no pueden hacer el trabajo de los políticos, por mucho que ellos quieran.

¿Cómo nos han Impactado las Nuevas Tecnologías?



Por Nachyelli Buitron

La vida fluye día con día, a veces sin percatarnos de todo lo que con ella viene. Para algunos, saludarnos y darnos un beso de buenos días, es el alimento de nuestra alma para proseguir; para otros, el tener un buen empleo, buena posición económica y una familia, es suficiente y para otros más, es el saber que podemos estar cerca de los nuestros con el simple click de un mouse de computadora. Para todos y cada uno de nosotros, las prioridades las tenemos establecidas y eso es un aspecto que no podemos juzgar. Sin embargo, no podemos negar que la influencia de la tecnología ha cambiado invariablemente nuestra percepción de la vida.

El presente escrito busca la sensibilización del lector ante las ventajas y desventajas que se nos presentan al adoptar la utilización de nuevas tecnologías en nuestra vida diaria y profesional, en especial del uso de lo que se denomina “correo electrónico” a través de una computadora.

La tecnología forma parte de nuestras vidas y en ello, no hay duda. Diariamente, utilizamos un medio de transporte para llegar a nuestro destino; utilizamos el teléfono para hacer una llamada personal o bien de negocios; mandamos un fax a alguien que se encuentra en otro edificio, o bien a otro estado; escribimos un “e-mail” para comunicarnos con nuestros compañeros de trabajo, nuestros amigos o nuestros familiares; y así podemos mencionar una gran variedad de tecnologías que conviven con nosotros, a veces percatándonos de su influencia directa que ejercen sobre nuestro “ser”, aunque la mayor parte de las veces pasa inadvertida.

Se considera a la tecnología como una extensión de la innovación del ser humano para poder desenvolverse mejor en su medio y ante esto, Marshall McLuhan (1993:80) afirmaba que "Todos los artefactos del hombre, el lenguaje, las leyes, las ideas, las herramientas, la ropa y los ordenadores son extensiones del cuerpo humano ...Todo artefacto es un arquetipo y la nueva combinación cultural de nuevos y viejos artefactos es el motor de todo invento y conduce además al amplio uso del invento, que se denomina innovación". Innovación que vemos representada en todos los rincones de nuestros hogares, en la escuela, en el trabajo, en nuestro automóvil, pues es a través de esta que el hombre expresa nuevas necesidades que deben estar satisfechas ante un mundo en constante cambio.

Ventajas y desventajas son los adjetivos que utilizaré para determinar el impacto de la tecnología en nuestra vida, en donde debe existir un equilibrio que ubique al hombre y a ésta en el lugar correcto, considerando las creencias, habilidades, ideologías, actitudes, conflictos, luchas sociales, en conjunto, la cultura en donde se desenvuelve el hombre. Muchos se preguntarán, ¿qué cultura? ¿No estamos en un proceso de globalización? ¿Que no se supone que todos pertenecemos a una aldea global? Pero, ¿qué busca esta aldea global?

Ahora en nuestros días, ya no es raro escuchar la palabra globalización, pues “el rápido progreso de los transportes y las comunicaciones, y en particular avances tecnológicos como los del cable óptico, los microprocesadores, el telefax o la transmisión vía satélite, ha reducido considerablemente las distancias” (Pérez de Cuéllar; 1996: p. 35). A la reducción de distancias entre países, a la inmediatez de acceso a información; al seguimiento de patrones culturales; a la comercialización entre países; a la facilidad con que los países poderosos ejercen su fuerza sobre los del tercer mundo… a eso… lo hemos llamado globalización, y es en parte, por la creación y adopción de la tecnología como fuente unificadora. Pero ¿Qué entendemos por tecnología? No se puede reducir a que es “el cuerpo de conocimiento, herramientas y técnicas, derivado de la ciencia y la experiencia práctica, que es utilizado en el desarrollo, diseño, producción y aplicación de productos, procesos, sistemas y servicios” Albetti (1989: pp. 5 y 6), pues hay que considerar que ella en sí es una expresión cultural que se debe entender como una extensión del ser humano, de sus sentimientos, pensamientos y experiencias que le ayudarán a adaptarse mejor a un mundo en constante cambio. Otra definición establece que la tecnología es “un método para una actividad que reduce la incertidumbre en las relaciones causa efecto que se vinculan con el logro de un determinado resultado” (Fernández Collado; 1988, p. 294), dando en el concepto “incertidumbre” todo aquello característico del hombre ante lo que le rodea cotidianamente. En esta definición, se puede notar que la “incertidumbre” proviene de un sistema de ideas, pero, ¿cómo compatibilizarlo con la tecnología? Ante esto, Negroponte establece: "El fax es una creación japonesa, pero no sólo porque los japoneses fueron lo suficientemente hábiles como para estandarizarlo y fabricarlo mejor que cualquier otro productor, como sucedió con las videocasetteras, sino porque la cultura, el idioma y la forma de hacer negocios de ese pueblo, están todos muy orientados hacia la imagen" Negroponte, Nicolás, (1997, p. 205). Continuando con su reflexión, "… la naturaleza pictográfica del kanji hace que el fax sea algo natural para los japoneses" (1997, p. 208), por esto, se considera que el desarrollo tecnológico está estrechamente ligado a un contexto sociocultural determinado y relacionado a una cosmovisión del mundo.

En este escrito se quiere hablar de la tecnología que ha representado un impacto social y personal, en este caso, el correo electrónico. ¿De dónde surge? ¿Cuáles son sus inicios? ¿Cuál ha sido su evolución? El correo electrónico, así como los grandes desarrollos tecnológicos en la comunicación, tienen sus orígenes durante la Segunda Guerra Mundial y encontraron su auge en la segunda mitad del siglo XX. Según Negroponte, el e-mail o correo electrónico es anterior al fax y surge en la década de los sesenta "cuando poca gente estaba ‘informáticamente alfabetizada’, por lo tanto, no sorprende que el correo electrónico fuera superado notablemente por el fax en la década de los ochenta..." (1997, p. 208). Esto nos da un panorama del por qué una tecnología toma su fuerza y mucho se lo debemos a una capacitación, educación y a un contexto sociocultural determinado, como anteriormente lo mencionamos.

El correo electrónico es representación de la convergencia de las tecnologías de la telecomunicación y la utilización de la computadora, es decir “que cuando se utiliza la línea telefónica para enlazarse con una computadora en un lugar remoto, se puede transportar el poder de esa computadora a través de la distancia que exista, lo cual se suele denominar sistemas de redes de comunicación por computadora” (Fernández Collado; 1988: p. 367). Mucho podemos decir de su poder actualmente, pues ha sido considerado “el medio” de comunicación entre conocidos y extraños, entre un lugar y otro, y el que ha representado un impulso en el desarrollo de los diversos países, entre ellos, los del Tercer Mundo. Su destino depende de la eficiencia con que las transmisiones vía satélite puedan emitir las señales necesarias para que podamos “entrar en comunicación” y como lo vimos con el cese de funcionamiento del Satélite Solidaridad I, que puso en entredicho esta comunicación entre varias entidades, principalmente las indígenas y varias entidades escolares. No cabe duda, que su permanencia y su desarrollo en aquellos países llamado del Tercer Mundo, como el nuestro, va hacia arriba; sin embargo, vale la pena revisar aquellas desventajas que puede representar, pues no beneficia a todos por igual.

Ventajas y desventajas de la utilización del correo electrónico
Por la naturaleza del tema, es difícil establecer ventajas sin su contraparte, por lo tanto, expresaré mis puntos de vista alternando las ventajas y desventajas que percibo.

La utilización del correo electrónico, así como el “ICQ” –una nueva tecnología– ha establecido la reducción de distancias entre los pueblos y con ello, su integración cultural. Ahora, no es difícil encontrar lo que Pérez de Cuéllar (1996:35) establece: “los jóvenes del mundo entero se parecen”, en su ropa, peinados, camisetas, hábitos alimentarios, etc., buscando seguir patrones culturales que se desenvuelven a lo largo y ancho del mundo. Muchos podemos decir que en lugar de ser esto una ventaja es una gran desventaja, pues la identidad cultural de cada pueblo está supeditada a lo que las tendencias “globalizadoras” establecen. Lo importante aquí es encontrar el equilibrio entre hombre-cultura-tecnología.

En el caso de nuestro país, donde las diferencias socioeconómicas fluctúan de un lugar a otro, es común que este proceso de globalización sea “desigual y asimétrico que no reduce en nada la incertidumbre, la inseguridad y la entropía que caracterizan al sistema mundial” (Pérez de Cuéllar, 1996:36). Con este acercamiento, tendemos a explicar el impacto que ha producido la utilización de estas nuevas tecnologías (Correo electrónico y ICQ) pues en definitiva, podemos establecer contacto casi inmediato con nuestros conocidos, parientes y amigos o establecer un intercambio comercial, haciendo a un lado la utilización, por un lado, del teléfono –que es más caro– y, por otro, del papel, contribuyendo así a que no se talen más árboles, aspecto esencial para que el hombre encuentre equilibrio entre sí mismo y su medio ambiente.

Por otro parte, no se puede decir que la tecnología ha sido adaptada por todos y cada uno en la misma velocidad, pues aquí nuestra formación y cultura responden directamente a esta adaptación. Por lo tanto, hablar de impacto de la tecnología en nuestra vida, significa referirnos a aquello que ha marcado nuestra existencia. Para la gran mayoría, la utilización de la computadora y el correo electrónico han sido trascendentales, pues hemos tenido que ir a la par de los avances tecnológicos, aunque muchas veces ni les entendamos. Pero ¿A qué nos referimos? Los avances tecnológicos cambian día con día y la especie humana ha tardado mucho tiempo, por no decir siglos, para poder adaptarse a un mundo con cada vez más población, más problemas económicos, guerrillas, pobreza, desnutrición, cuando la tecnología pareciera estar resolviendo estos problemas a través de establecer una comunicación “inmediata” entre países. Y, ¿verdaderamente ha cambiado? No podemos decirlo, pues como lo expuse anteriormente, todo depende del contexto donde se encuentre… depende de los anteojos que utilices para ver esta realidad. Sí, no podemos negar que la tecnología ha cambiado… pero nosotros también cambiamos con la tecnología. Los intereses que antes nos movían, poco a poco van siendo destituidos por nuestro modo de vida. Día a día vemos cómo nuestra comunicación cara a cara y vía correo electrónico es cada vez más parca, escueta, sin querer expresar nuestros sentimientos, ¿por qué? ¿Será por que sabemos que con un simple “enviar” se va a dar a entender todo lo que tenemos que decir sin necesidad de expresar mucho? No sabemos, sin embargo es la tendencia que estamos viviendo… sólo esperamos que la tecnología no nos deshumanice y que esté al servicio del ser humano y no al revés.

No cabe duda que la utilización de las nuevas tecnologías ha reducido distancias y unido lo inesperado, aun al mismo ser humano con sus diversas ideologías. Sin embargo, es necesario establecer que cada día estamos expuestos a un cúmulo de información que fácilmente puede desorientarnos y que nos hace más frágiles ante los cambios invariables y para los que debemos prepararnos. Esta preparación no sólo es cuestión de dominar la técnica sino de saber cómo adaptarla a un sistema de creencias y valores particulares. A pesar de que estemos en un mundo en proceso de globalización, cada país, cada estado, cada ciudad, cada pueblo, tiene una cultura propia que no podemos expropiar. Por tanto, creo indispensable un mayor impulso y dirección por parte de los gobiernos de los diversos países para que simultáneamente se evalúe la relación tecnología-sociedad-hombre en cada una de las actividades que se tengan planeadas para asegurar el desarrollo de los pueblos, y donde nosotros como comunicadores fomentemos su reflexión.


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Referencias:

Albetti, P.A. (1989) Linking technology and business strategy. USA: AMA, Cap. 1 (pp. 5-7)
Brown, J.S., & Duguid, P (2000). The social life of information. Boston: Harvard Businees School Press. pp. 11-205.
Cairncross, F. (1998) La muerte de la distancia. Barcelona: Paidós, Capítulo 9 (pp. 305-331)
Fernández Collado, Carlos (1996) La comunicación humana: Ciencia Social. México: McGraw Hill, 468 p.
Grove, A.S. (1997) Sólo los paranoides sobreviven. Barcelona: Granica. Capítulo 3. (pp. 47-64)
McLuhan M.l y B.R. Powers (1993) La Aldea Global. (2 ed.) Barcelona: Gedisa, 203 p.
Negroponte, N. (1997) Ser Digital. México: Océano: c1996, 261 p.
Pacey, A. (1983). La cultura de la tecnología. México: Fondo de Cultura Económica. Capítulo 2. (pp. 30-65)
Pérez de Cuéllar, J. (1997). Nuestra diversidad cultural. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. México: Ediciones UNESCO.
Postman, N. (1993) From tools to technocracy: New York: Vintage Books, Caps. 2, 3 y 4.
Senge, P.M. (1999). La quinta disciplina. Barcelona: Granica, Cap. 17 (pp. 387-417)


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Mtra. Nachyelli Buitrón Morales
Catedrática del Departamento de Letras del ITESM Campus Estado de México, México.

miércoles, octubre 15, 2008

La tecnología, privilegio de pocos



A pesar de las bondades que conlleva la modernidad, como reducción del analfabetismo y creación de empleos, la brecha entre países sigue siendo abismal


Nelly Acosta Vázquez

¿Es realmente necesaria la tecnología o sólo se trata de un lujo para países desarrollados? ¿Qué tan relacionados están el internet y las computadoras con la pobreza, el rezago educativo o la calidad de vida? Se trata de interrogantes que para organizaciones, empresas y creadores de la misma tecnología son cada vez más difíciles de justificar en la práctica.

Por un lado, está un documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), fechado en el 2004, que asegura que la tecnología sí tiene un rol de importancia, sobre todo en aras de seguridad: en casos de desastres naturales, por ejemplo, ha demostrado ser un buen aliado para recabar fondos, predecir catástrofes, mantener en comunicación a las comunidades afectadas y proporcionar sistemas de seguridad pública.

Asimismo, da ejemplos de cómo la tecnología sí ha logrado conectar al mundo rural con el urbano, reduciendo el analfabetismo en algunas comunidades con sistemas de educación a distancia, amén de que ha intentado equilibrar los rezagos sociales entre diferentes razas y comunidades.

También hay documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que señalan cómo la tecnología también puede proporcionar empleos y con ello sanar la economía de los países en desarrollo.

Ante ello, cita por ejemplo a la India, que gracias a su mano de obra calificada, los servicios potenciados por la tecnología de la información podrían emplear para el 2008 hasta 1.1 millones de personas. En todo el mundo, se cree, podrían crear 3.3 millones de puestos de trabajo en 2015 (2.31 millones sólo estarán en la India), sobre todo en regiones como Bangladesh, Brasil, China, Filipinas, Rumania, Rusia, Singapur, Tailandia, Venezuela y Vietnam.



Más allá del dinero

¿Por qué entonces si la tecnología es tan poderosa a nivel social y económico, no está presente en todos los países y en la vida de todas las personas?

En el 2003, la OCDE estimó que sólo 18 por ciento de la población de los países miembro (entre los que está México) tenían acceso a la tecnología y al mundo digital. Para los países no miembros, la cifra osciló en 17 por ciento .

"Se trata de un tema complejo. Para muchos expertos decir tecnología es hablar de presas de agua, que lleven agua corriente a los hogares o electricidad. Para otros, se trata de internet, celulares y computadoras. Lo cierto es que, en cualquier caso, el tema poco tiene que ver con recursos económicos", opinó Sofía Arlington, socióloga mexicana.

De acuerdo con la experta, la analogía de que un invento como el teléfono, que existe desde hace 100 años (y que también tiene potencial social y económico) sólo esté presente en la vida de 60 por ciento de la población mundial, hace pensar que la brecha digital (es decir, la diferencia entre el mundo de quienes sí gozan de la tecnología de quienes ni siquiera la conocen) aún será un tema sin resolver.

"Que a un país o región del mundo no llegue la tecnología, desde la más básica como la electricidad, hasta una computadora, en muchas ocasiones es provocado por la situación geográfica, en otras, se debe a que existe baja población para su uso (y no hay forma de justificar su inversión) o bien, por la poca alfabetización de los habitantes y su resistencia a las cosas nuevas", explica.

"Pero que no llegue por falta de recursos económicos es falso. Siempre hay patrocinios, fundaciones, empresas locales o extranjeras que se interesan, amén de la infinidad de investigaciones y documentos que prueban que con tecnología a la larga se puede ahorrar más".

¿Qué sucede entonces? Arlington indica que es la combinación de varias causas la que propicia esta situación y que hace del tema una reflexión compleja: dependencia económica y de infraestructura, monopolio comercial, falta de leyes y regulaciones que ayuden a empresas extranjeras a entrar a un país, analfabetismo, exceso de nacionalismo, incertidumbre política y corrupción.

"Pero sobre todo, el mal que detiene el progreso tecnológico es la desinformación: creer que la tecnología es cosa de países ricos, que es un tema del futuro y que poco tiene que aportar a la calidad educativa básica de las personas".
Facilitador Mtro: Rafael Aguilar Vélez